La vegetación amplia y frondosa siempre ha sido una de las joyas del
Club de Planeadores "Otto Ballod", su marca característica, su personalidad.
Este parque tan sereno y deslumbrante, guardián del rugir del avión y el reposo del planeador, no ha nacido solo. Perviven en sus adentros, las mismísimas manos que les dieron vida hace tantos años.
Las delegaciones de los países que han participado en el "32º Campeonato Mundial de Vuelo a Vela" también comparten este sueño, esta tarea de plantar sin importar el lugar al que se vaya.
Los retoños de ahora serán flor en el mañana, y revivirán con sus perfumes este momento de unión y reflexiôn.