Tus años avanzados
me inspiraban confianza
y de tus manos salimos
con nuestra amiga esperanza.
Soñaba cada día que el sol brillará fuerte,
para volar contigo y volver a tenerte.
Juguete de madera ¡qué felíz me hiciste!
me elevaste muy alto y como pájaro fuiste.
En tus entrañas yo iba y el miedo en mí leíste
el tiempo fue testigo de lo que me diste,
y un día como tantos, comándame dijiste,
y mis gritos de ¡Al fín solos! contento de alegría,
entonces me enseñaste que la felicidad existe.
Cuánto yo daría por volver a verte,
jugando por el aire o esperando impaciente
que algunos de nosotros, simplemente se acerque
a mimarte de nuevo sin pensar en perderte.
Amigo inolvidable, perdona una vez más...
yo sé que tú lo harás...
ya no podré hablarte ni escucharte silbar,
pensaré que te fuiste y no volverás jamás,
que el día con sol o día templado, a tí te dará igual,
que descansas tranquilo cansado ya de planear,
que perdiste tu paciencia y escuela no podrás dar,
otro llenará tu espacio, pero a tí...
no te podré olvidar.